Me gusta Malasaña, me gustas tú
Así se titula la muy conocida canción de Manu Chau, haciendo a este castizo barrio del centro de Madrid. Y dentro de este barrio (totalmente recomendable por sus muchos bares, cafés y restaurantes… además de por ser el lugar donde nació la famosa Movida Madrileña) no hay que dejar de perderse por la muy popular Calle del Pez… una calle que aparece ya en los primeros mapas que se tienen de Madrid. Estamos hablando del siglo XVII, aunque, por aquel entonces la hoy Calle del Pez se llamaba Calle de la Fuente del Cura.
Viendo el susodicho mapa, y leyendo algún que otro escrito de los cronistas de la época que la retrataron, se observa que la Calle del Pez siempre ha tenido -y mantenido- el angosto y quebrado trazado que hoy observamos. O sea, y hablando en términos teatrales, el escenario de la calle siempre ha sido el mismo… habiendo sólo cambiado los figurantes. Esto es, que ahora, los más modernos de la ciudad wassapean con sus smartphones, última generación, desde portales que no hace tanto, eran utilizados por prostitutas como sus oficinas de trabajo.
¿Y por qué una calle llamada Pez en el centro de un poblacho manchego, y seco, llamado Madrid? Pues resulta, que, según cuenta una leyenda, existió en el lugar una muy extensa finca… en la que había un estanque con peces. Un buen día, su propietario, Don Juan Coronel, decidió construir allí una casa. Según cuentan, a medida que avanzaban las obras, los peces iban muriendo (no consta el porqué). Finalmente, cuando sólo quedaba un pez, la hija del propietario decidió llevárselo a su casa, a una pecera. En su nueva ubicación, el pez recibió todo tipo de atenciones… hasta que finalmente murió. La niña, muy apenada, decidió meterse a monja en el convento de San Plácido, a lo que su padre, en recuerdo de aquella desgracia, ordenó esculpir un pez en la fachada de la nueva casa. Todo el mundo comenzó a hablar entonces de la Casa del Pez o de “la calle donde hay un pez” y al final, el uso extendido optó por rebautizar a la vía como la Calle del Pez.
Sea cierta, o no la leyenda, lo cierto es que en la fachada del número 24 de la calle del Pez -no es el inmueble original- hay un ídem tallado en la pared… recuerdo del episodio.
Moderna de espíritu y anciana de hechuras, la calle del Pez es convivencia tranquila de bares de toda la vida (el Palentino, todo un símbolo de eclecticismo, es todo un ejemplo) con negocios de nuevo cuño, como el hotel boutique Abalú -si te hospedas en este hotel, puedes aparcar tu Volvo en el cercano aparcamiento subterráneo de la glorieta de Bilbao- o el restaurante Lamucca.
¿Quieres ver como era la calle, sin tener que desplazarte hasta ella? Entonces, te aconsejamos busques en youtube el video de la canción Me Llaman Calle. Es (cómo no) de Manu Chau y se rodó en la Calle del Pez.